Esta fecha está instituida como una jornada de lucha y protesta desde que un colectivo de mujeres se movilizó bajo el lema “Ni Una Menos” en repudio a todas las formas de violencia de los sistemas patriarcales y, particularmente por su consecuencia más trágica y visible: los femicidios.
El 3 de junio del 2015 y cada 3 de junio, se encuentran en
las calles miles de mujeres cis, mujeres trans, travestis, lesbianas, varones
trans, personas no binaries y +, que alzan sus voces y las voces de quienes ya no
la tienen porque han sido víctimas de la violencia machista. Ese movimiento
concentra, en su pluralidad, el hartazgo respecto de los diferentes modos en
que las violencias, por motivos de género, siguen presentes en nuestra
sociedad, la negación a aceptar lo inaceptable: seguir sumando femicidios,
travesticidios y crímenes de odio.
Todas las formas de violencia son igualmente reprobables.
Abordar la especificidad de la violencia de género tiene sus propias
particularidades y consecuencias. Este tipo de violencia se fundamenta en la
desvalorización de las mujeres y de los atributos y funciones considerados
femeninos.
La violencia de género es una problemática de derechos humanos. La violencia de género es una manera en que se expresa la desigualdad entre las personas y, por lo tanto, su erradicación es una prioridad asociada a los derechos de las personas, a la vida en democracia y a la inclusión social.
La violencia de género se expresa como violencia física y también como violencia psicológica, económica, simbólica, entre otras.
En tanto efeméride, el 3 de junio es ocasión para: prevenir
situaciones por razones de género, valorar la lucha del colectivo de mujeres y
su importancia en la historia y recuperar, para la memoria histórica y
colectiva, el nombre de las víctimas.
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