El 2 de abril de 1982, tropas argentinas desembarcaron en las Islas Malvi
nas, por decisión del gobierno de facto de Leopoldo Fortunato Galtieri, con el fin de recuperar la soberanía que en 1833 había sido arrebatada por fuerzas armadas de Gran Bretaña, Más de diez mil soldados, la mayoría de entre 18 y 20 años, que cumplían con el servicio militar obligatorio, y con escasa preparación, se posicionaron en las islas, durante el mes de abril. Mientras se llevaban a cabo acciones diplomáticas. Nuestro país recibió el apoyo de varios países latinoamericanos y Estados Unidos brindo apoyo a Gran Bretaña.
Durante muchos días, la aviación argentina bombardeó tenazmente los barcos británicos, pero no pudo impedir el desembarco, que fue enfrentado en su momento inicial por una pequeña fuerza de tropas terrestres. Hasta finales de mayo, el protagonismo en las noticias, lo tuvo la aviación, que enfrentó en un combate tecnológicamente desproporcionado a la flota británica, ganándose el reconocimiento de sus compatriotas y de sus propios adversarios.
Además del combate aeronaval, el cerco sobre las islas se
estrechó, y las condiciones de vida de los soldados argentinos empeoraron: a
las deficiencias alimentarias y al frío, se sumaba la tensión propia de un
ejército inmovilizado, mientras era bombardeado diariamente.
Entre el 10 y el 14 de junio se produjeron intensos combates
en muchos de los cerros que rodean el puerto. Fueron breves pero duros
enfrentamientos en pésimas condiciones climáticas, en general por la noche y
luego de demoledores bombardeos por tierra, mar y aire. Como resultado, los
británicos quedaron controlando las alturas que rodeaban a la población,
mientras que los argentinos se replegaban y concentraban en los alrededores de
Puerto Argentino. En estas condiciones, el gobernador militar Mario Benjamín
Menéndez, firmó el cese del fuego ante el jefe británico el 14 de junio de
1982.
Los soldados argentinos, en su condición de prisioneros de guerra, permanecieron en las islas Malvinas unos días más (en el caso de algunos oficiales y soldados, hasta julio), concentrados en el aeropuerto hasta que fueron embarcados de regreso al continente; primero llegaron a los puertos patagónicos y luego fueron devueltos a sus guarniciones y hogares. En muchos casos en condiciones de semiclandestinidad, con la orden expresa de no hacer declaraciones a la prensa y no contar lo que habían vivido a sus familiares, lo que generó uno de los mayores traumas de la posguerra.
Se debe recordar también a las mujeres que fueron
protagonistas de la Guerra de Malvinas: instrumentistas quirúrgicas y
enfermeras, personal a bordo de aviones que trasladaban heridos de las islas al
continente, oficiales o personal de buques mercantes con tareas logísticas, o
como parte de operaciones de inteligencia.
La guerra de Malvinas produjo:
• 649
argentinos muertos durante su desarrollo
• 1063
argentinos heridos
• 255
británicos muertos
• Al menos
450 argentinos que se suicidaron por las secuelas psicológicas y físicas.
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